A través de la tradición oral, podemos llegar al cuerpo y corazón de culturas diferentes a la nuestra. Además, podemos adquirir conocimientos prácticos y útiles para la vida diaria. La tradición oral nos da la oportunidad de planificar clases más activas, instructivas, educativas y divertidas para los niños y niñas que nos acompañan en este proceso.
No tenemos que ir muy lejos, tampoco tenemos que invertir mayores recursos materiales y financieros, tan sólo necesitamos el recurso humano que está disponible en nuestras aulas y alrededor de ellas: los estudiantes, sus familias y la comunidad. Éste puede ser un proyecto que una a las familias y a la escuela por un bien común: el fortalecimiento de la educación, la identidad y la autoestima de los niños y de las niñas.