Si puedes leer bien un párrafo, puedes leer bien un capítulo, porque un capítulo no es más que una colección de párrafos. Si puedes leer bien un capítulo, puedes leer bien un libro, porque un libro no es más que una colección de capítulos.
Los lectores hábiles, no leen ciegamente, sino con un propósito. Hacen una agenda, tienen una meta o un objetivo. Su propósito, junto con la naturaleza de lo que están leyendo, determina cómo leen. Pueden leer de diferentes maneras en diferentes situaciones para diferentes propósitos. Claro que el leer tiene un propósito casi universal: conocer lo que un autor tiene que decir acerca de un tema en particular.
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Para leer productivamente, tu propósito al leer debe tomar en cuenta el propósito del autor al escribir. Por ejemplo, si lees una novela de historia para aprender historia, harías bien si leyeras más libros sobre historia provenientes de fuentes principales antes que concluyas que lo que leíste en la novela de historia fue cierto. Donde los hechos y la imaginación se mezclan para alcanzar el propósito del novelista, el hecho y la imaginación deben separarse para alcanzar la búsqueda del suceso histórico por parte del lector.