Hay alfabetización, matemáticas, ciencias, desarrollo social y emocional, estándares de aprendizaje, materiales para hacer que las actividades sean atractivas, seguras y educativas… la lista continúa. Cada vez más, los investigadores descubren que los hábitos de la mente y las «Habilidades del siglo XXI» como; la curiosidad, la persistencia, la colaboración, la mentalidad de crecimiento, el pensamiento crítico y la creatividad son moldeables y, cuando se fomentan, mejoran el aprendizaje en todos los ámbitos académicos.
La curiosidad es un poderoso catalizador para el aprendizaje. Los niños quieren comprender el mundo que los rodea y, naturalmente, revelar sus intereses haciendo preguntas, ¡incluso a veces con demasiadas preguntas!, y los educadores, muchas veces se sienten presionados debido a que deben seguir adelante con su planificación curricular prevista.
Esto hace que los docentes, continúen con lo planificado en lugar de escuchar la pregunta de un estudiante, o responderla brevemente y seguir adelante. El objetivo de la educación debe ser nutrir y hacer crecer mentes que estén listas para resolver problemas y pensar críticamente, y hacer preguntas considerándose una habilidad necesaria en este proceso.
Por esta razón, se quiere priorizar la formulación de preguntas y ubicarlo al frente de la misión de las instituciones, para ser fomentados en los salones de clases y estudiantes.
Teniendo en cuenta todas las otras responsabilidades y prioridades, ¿cómo pueden los educadores crear entornos y experiencias que fomenten la curiosidad y la investigación para el desarrollo del conocimiento de los estudiantes?
A traves de las siguientes estrategias, el docente podrá hacer uso las clases que imparte en el salon, para generar preguntas que llevarán a la investigacion de las mismas, obteniendo como resultado final «nuevos conocimientos» para los estudiantes:
1. Permitir que los estudiantes exploren y jueguen.
Imagine que está en un taller de desarrollo profesional, y el facilitador le entrega un montón de materiales para su próximo proyecto. Antes de que haya tenido la oportunidad de incluirlos o averiguar qué es, el facilitador dice «Está bien, ¿qué preguntas tienen?»
Además de «¿Qué son estos?», Es difícil encontrar preguntas profundas y significativas sobre los materiales o proyectos que no has tenido tiempo de explorar. Una vez que hayas tenido la oportunidad de examinarlos más de cerca, tocarlos, moverlos, dar sentido a su relación entre ellos, es probable que hagas observaciones y comiences a explorar de forma específica; una vez preparado, se está listo para hacer algunas preguntas y llevar la comprensión del proyecto al próximo nivel.
Tenga esto en cuenta cada vez que presente una nueva actividad a sus alumnos; no se puede esperar que los estudiantes hagan preguntas si no tienen tiempo para explorar y jugar primero.
Gastar tiempo en un grupo pequeño jugando con nuevos materiales puede parecer “una pérdida de tiempo», pero esta exploración dará sus frutos: al día siguiente, cuando esté listo para presentar la actividad. Esto les permite concentrarse mejor en sus instrucciones y aporta esa experiencia previa como base, lo que significa más compromiso, preguntas más reflexivas y un aprendizaje más duradero.
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2. Conviertir una lección en un proyecto (o una oportunidad de aprendizaje basada en proyectos).
A menudo, los docentes sienten que cada lección que realiza debe tener un «objetivo» o algo concreto que muestre lo que los niños crearon, aprendieron o lograron. A traves de este objetivo, el docente podrá dirigirse a sus estudiantes y decir; «Esto es lo que les enseñé hoy». De esta manera también se puede mostrar a los padres, los resultados que se obtuvieron el salón del clases.
La verdad es que el aprendizaje real requiere tiempo, y las experiencias que gradualmente se complementan entre sí con el tiempo pueden generar inversión, interés y comprensión que es imposible crear en una clase de un día.
Crear un proyecto completo puede sonar intimidante al principio, pero los docentes realmente descubren que una forma de pensar basada en proyectos que les quita mucha presión, les permite explorar los intereses de los niños y usar sus preguntas para explorar mientras cumplen con sus objetivos.
Digamos que es Halloween y quieres hablar sobre calabazas. Una lección sobre calabazas puede convertirse en una semana de actividades de ciencias y matemáticas donde los niños exploran primero las calabazas, las abren y observan el interior, las comparan con otras frutas y verduras, miden su tamaño, circunferencia y peso, y luego generan preguntas que conducen a un experimento en curso.
¿Qué más se quiere saber sobre las calabazas? Tal vez un niño quiera saber qué pasa si la dejamos fuera: ¿se pudrirá? ¿Cuánto tiempo tardará? Otro podría preguntarse cómo una calabaza puede convertirse en un pastel de calabaza. Un tercero podría preguntar sobre dónde, o cómo, crecen las calabazas.
Como docente, puedes tomar esa curiosidad y elegir una pregunta para investigar, enseñar a los niños a usar las respuestas usando libros o tecnología, y, lo más importante, ¡mostrarles que sus preguntas pueden llevar a experimentos, exploraciones y nuevos conocimientos!
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3. Dejar de ser el experto.
Una vez que se hace una pregunta, hay tres caminos que un maestro puede tomar:
- Ignorar la pregunta o decirle al alumno que ahora no es el momento.
- Responder la pregunta lo mejor que se pueda y continuar con la lección.
- Decir «No sé, pero esa es una gran pregunta, ¿cómo podemos averiguarlo?».
¡Está bien no saber la respuesta! De hecho, eso puede conducir a discusiones más ricas, más profundas y más interesantes. Cuando no esté seguro de la respuesta, úselo como una oportunidad para modelar la curiosidad.
¡Dígales a los niños que no está seguro de la respuesta y pídales sugerencias sobre cómo podemos averiguarlo! ¡Podría pensar en leer libros, mirar videos en línea, usar Google o realizar un experimento para descubrir la respuesta!
¡Piensa cuán poderoso y duradero será este aprendizaje cuando los estudiantes se hagan dueños, y cuando toda la clase participe activamente en la construcción del conocimiento en conjunto!
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4. Tener un (buen) plan para preguntas.
El primer paso es crear un ambiente de clase donde se reciban buenas preguntas. Sin embargo, si se permite que cada pregunta conduzca a una nueva discusión o investigación en ese momento, nunca se terminara ninguna lección que se vaya a comenzar.
Es por eso que, es importante tener un plan de acción de preguntas o un sistema en el aula que permita al docente saber cómo se manejaran las preguntas. Dependiendo de cuándo se formule la pregunta, responderla o iniciar una conversación podría funcionar bien.
Sin embargo, ¿qué pasa con las preguntas que están relacionadas al tema, pero que tomaría más tiempo responderlas completamente? ¿Qué hay de las preguntas que llevarían a desviarse del tema de clases y no puedan ser abordardas en ese momento?. Para fortalecer a los estudiantes y enviarles el mensaje de que las preguntas son importantes, el docente debe pensar en dónde deben encajar esas preguntas, cuándo deben responderse y quién debe ser que las responda.
En un aula impulsada por la investigación, las preguntas impulsan el aprendizaje y los estudiantes manejan las preguntas.
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5. Crear un ‘Muro de Maravillas’.
Un ‘Muro de Maravillas’ es un gran espacio para «almacenar» preguntas, pero es genial si los estudiantes saben que hay un tiempo y un procedimiento establecido para cuando esas preguntas serán revisadas. Tal vez se elija entre 1 y 2 preguntas para ser respondidas durante el horario matutino.
Tal vez usted mismo las revise durante el tiempo de trabajo independiente y luego elije quién puede encontrar la respuesta a aquellas preguntas.
Cree un sistema que funcione para usted de forma constante, y conviértalo en una parte regular de su rutina para que las preguntas sean un vehículo para el aprendizaje, y no una distracción.
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6. Resaltar la evolución de las preguntas de los estudiantes.
Al igual que el ‘Muro de Maravillas’, considere destacar no solo las preguntas, sino también la evolución de las mismas, o incluso publicarlas de alguna manera ante una audiencia.
Cómo evolucionan las preguntas es un fuerte indicador de comprensión. Considere la siguiente situación:
Un estudiante comienza una lección sobre inmigración con una ‘Entrada al cuestionario,’ ¿Qué es exactamente la inmigración? Después de leer un artículo sobre inmigración, podrían preguntar: ‘¿Hay países que tienen más inmigrantes que otros? Si es así, ¿por qué? ‘Esa es una gran pregunta.
¿Qué pasa si siguen construyendo preguntas?, por ejemplo: ‘¿Qué problemas causa y como se soluciona la inmigración? ¿Cómo deberían los gobiernos responder ante la ‘inmigración’? ¿Deberían promoverlo o combatirlo?
¿Qué tipo de cambios culturales conduce la inmigración? Por ejemplo: ¿Cómo ha cambiado la tecnología a la inmigración? ¿Cómo afectan las políticas de los líderes mundiales a la inmigración?
¿Cómo deberían responder los ciudadanos de una nación a los inmigrantes? ¿Cuál es la diferencia entre los derechos de un inmigrante y los derechos de un ciudadano? ¿Cómo me sentiría si tuviera que inmigrar a otro país? ¿Eso importa? ¿Quién decide? ¿Es justo que decidan?
Todas estas preguntas indican niveles más altos de comprensión que el primero; las preguntas son métodos sobresalientes de evaluación.
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Se muestra a continuación un video relacionado a la importancia que tiene la investigación en la pedagogía:
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