¿Cuál es la diferencia entre una buena pregunta y una mala pregunta? Depende, por supuesto, a quién vaya dirigida la pregunta. Pero también depende tanto de la abstracción (es decir, el concepto de «bueno» como de «malo») y de la función (es decir, el propósito).
No se puede medir la «calidad» de una «cosa» sin conocer su estándar, propósito o intención. Poder decir que alguien le dio «buenas» instrucciones cuando: A) El propósito de las instrucciones sea ayudarlo a llegar a un lugar, que de otro modo no podría sin una explicación y B) Que las instrucciones, hicieron o podrían haber permitido que eso suceda.
Lo mismo ocurre con cualquier otra cosa: autos, aplicaciones, libros, baile, otros., pero cuanto más dejamos atrás el pragmatismo en busca de abstracción, menos clara y probable será nuestra definición de «bueno»; es más fácil decir con confianza que las instrucciones de una receta fueron mejores que el resultado de la propia receta (es decir, la comida), porque entre la receta y el resultado (es decir, la causa y el efecto) se encuentra la equivocación humana o la simple naturaleza humana.
Volviendo a la diferencia entre una buena pregunta y una mala pregunta: ¿Cuál es el propósito de una pregunta? No importa la estética de las cosas: ¿Qué se supone que se debe hacer?
La diferencia entre una buena pregunta y una mala pregunta
Para los profesores, una «buena pregunta» puede considerarse «buena» si hace lo que se supone que debe hacer. Para ser un poco más abstracto, una buena pregunta hace pensar en más preguntas. Las mejores preguntas; aclaran, revelan y causan esperanza.
Una mala pregunta hace que los demás dejen de pensar. Los confunde, oscurecen y causan duda.
¿Cuál es el propósito de la pregunta?
Dos de las funciones más comunes de una pregunta son, evaluar el conocimiento (evaluativo) o causar pensamiento (retórico). Esto se puede profundizar en las siguientes subcategorías:
Para ver la imagen has clic Propósitos de una pregunta
Si el primer paso para evaluar una pregunta es primero entender su propósito, la segunda es asegurarse de que logre ese propósito. Si no es así, es «mala».
Nota: No todas las preguntas que muestran estas características son «malas» y no todas las preguntas malas presentan estas características. Esto es solo una descripción general de las preguntas que podrían ser «mejores»).
8 Características de una mala pregunta y de una buena pregunta
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Buenas preguntas en el Salón de Clases
En resumen, si se ha aclarado el propósito de la pregunta (por ejemplo, Evaluativa vs Retórica), todo lo que le queda por hacer es mejorar su calidad.
Pero lo que hace que una pregunta sea «buena» en el «mundo real» es un poco diferente que en la escuela, debido a los roles asumidos en la mayoría de las aulas tradicionales. En el mundo real, las buenas preguntas tienden a ser pensadas como tales, debido a su efecto (por ejemplo, si la persona que contesta no puede hacerlo, o enmarca la información / circunstancias antiguas hacia una nueva luz, podríamos decir que «Eso es una buena pregunta».)
En el aula, los estudiantes suelen tener la carga de probar lo que saben, por lo que las preguntas que se consideran «buenas» implican: “que es lo que entendieron». Esto ayuda al docente a identificar los vacíos en el conocimiento y obtener «datos útiles».
Sin embargo, para crear realmente un clima de pensamiento crítico en su salón de clases, debe haber un cambio en los docentes, saber lo que quiere conocer el estudiante y lo que quieren preguntar. Las preguntas a menudo se consideran más importantes que las respuestas, no en celebración del esoterismo (conocimientos ocultos a los sentidos), sino porque revelan mucho.
Si, durante el estudio de la Guerra Civil, un estudiante pregunta cuándo se produjo una batalla, podemos sentir que están intentando dar sentido a un detalle. Si preguntan por qué los soldados lucharon de cierta manera, están tratando de darle sentido a la estrategia.
Si un estudiante no pregunta nada, bueno, esto podría «revelar» muchas cosas. Podría ser una falta de conocimiento de fondo, confianza o compromiso, o que realmente no hay espacio o necesidad para ellos para preguntar, o simplemente que están asumiendo un rol pasivo de aprendizaje en este momento.
Si preguntan por qué se libró la guerra, están dando sentido a macro-conceptos muy complejos, que incluyen causa y efecto. Si preguntan «por qué tienen que saber esto», no están claros sobre la utilidad del contenido. Si preguntan «¿Esto va a estar en la prueba?», Les preocupa más el rendimiento académico que el contenido en sí, mucho menos el pensamiento crítico y la investigación.
Pero otra razón por la cual estas preguntas son buenas, se debe a la fuente y el propósito: un estudiante aclarando su propia confusión o siguiendo su curiosidad. Una respuesta es una especie de culminación o actuación: un final, mientras que una pregunta es un comienzo que podría llevar a cualquier parte.
Las preguntas son el pulso de cualquier clase de pensamiento crítico. La fuente, la frecuencia y la calidad de las preguntas (no respuestas) en su clase, se encuentran entre las mejores fuentes de datos disponibles para cualquier docente de cualquier grado y área de contenido.
A continuación, se deja un video relacionado al tema, acerca de una estrategia de enseñanza llamada “Preguntas previas y formulación de propósitos”:
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