Fue a finales del siglo XX cuando en los ámbitos pedagógicos avanzados de América y Europa comenzó a utilizarse la expresión Práctica Reflexiva, traducción adaptada de la expresión americana The Reflective Practitioner (1983), originaria del Donald A. Schön (1930-1997). Si la teoría del pensamiento práctico de Schön procedía de contextos artísticos, clínicos y organizacionales (diseño, arquitectura, dirección, psicoterapia, urbanismo), la práctica reflexiva entendida como propuesta formativa encontró una buena acogida en el ámbito del desarrollo profesional de docentes.
Por aquel entonces y como todavía sucede en la actualidad en entornos pedagógicos la práctica reflexiva se percibía como un planteamiento atractivo y novedoso para el aprendizaje y la formación, pero, sin embargo, su transferencia a la praxis mostró ser prematura al desconocerse sus bases, fundamentos y desarrollo; faltaba conocimiento experto sobre ella y la práctica reflexiva necesitaría algunas décadas para que su estudio, y la investigación sobre ella: faltaba conocer su fundamentación conceptual y teórica, carecía aún de sistematización y no había alcanzado una formalización que pudiera garantizar los objetivo formativo mediante su utilización.
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La Práctica Reflexiva se ha experimentando principalmente en contextos de formación permanente, sin embargo el interés principal del autor de esta investigación se ha centrado en estudiar con profundidad las posibilidades que ofrece la Práctica reflexiva para implementarla en cualquier situación de aprendizaje profesional y también en la formación inicial de los maestros/as. El objetivo de la presente investigación se centra en la comprensión de la práctica educativa universitaria en los estudios de Magisterio. Son tantos los matices vinculados al contexto y a la complejidad de las acciones e interacciones que se llevan a cabo en ella, se considera que los métodos ligados al enfoque cualitativo son los más idóneos para llevar a cabo el estudio.