Esta obra es un proyecto de la Fundación de Comunicaciones, Capacitación y Cultura del Agro, Fucoa, y cuenta con el aporte del Fondo Nacional para el Desarrollo de la Cultura y las Artes, Fondart, Línea Bicentenario. La Fundación FUCOA, ligada al Ministerio de Agricultura, decidió durante 2010 realizar una serie de libros que constituyeran un aporte al rescate de la tradición oral, costumbres e historia de los nueve pueblos originarios reconocidos actualmente por el Estado chileno: Aymara, Quechua, Atacameño, Diaguita Chileno, Colla, Rapanui, Mapuche, Kawésqar y Yagán.
Esta investigación busca despertar el interés y contribuir a la valoración de la diversidad cultural de Chile, por lo que, este libro forma parte de una serie que busca acercar al lector la historia, tradiciones y relatos de los nueve pueblos originarios reconocidos por el Estado de Chile. Muchos de ellos habitaron nuestro territorio desde tiempos precolombinos. Como consecuencia de los procesos de mestizaje con conquistadores europeos y, posteriormente, inmigrantes de distinta procedencia, se formó la sociedad chilena.
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Chile es un país que presenta una gran diversidad étnica y cultural. Actualmente son reconocidos por el Estado nueve pueblos originarios. Cada uno de ellos tiene una visión propia del mundo, donde la naturaleza y la ayuda del otro cumplen un rol fundamental. Su historia y su cultura, muchas veces ignorada, se presenta en estas páginas de forma viva, a través de las experiencias y los relatos que ellos mismos han querido compartir.
En distintos lugares, como Ollagüe, Camiña, Enquelga, Isluga, Colchane, Caspana, Toconce, Chiu Chiu, Lasana, Copiapó, Tierra Amarilla, Hanga Roa, Santiago, Icalma, Melipeuco, Púa, Puerto Saavedra, Lago Budi, Temuco, Puerto Edén y Puerto Williams, valiosos relatos traspasados de generación en generación fueron registrados con una grabadora.
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Los relatos presentes en cada libro van mostrando la estrecha relación existente entre el hombre y la naturaleza; su fuerza y sus debilidades provienen de ella. A través de lo narrado podemos saber más sobre el guanaco blanco o Yastay (bien conocido por collas y diaguitas chilenos), entender cómo se limpian en comunidad los canales, fundamentales para la agricultura en el norte del país, y comprender por qué es importante pedir permiso y agradecer a los árboles, la tierra, los ríos, el mar.
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Los pueblos originarios comparten un profundo respeto hacia la naturaleza, y cuidan siempre de no romper el equilibrio existente. La reciprocidad es un principio fundamental; el trabajo que cada uno realiza se torna indispensable para el bien de todo el grupo. Así, lo que cada miembro de una comunidad realiza, trasciende, al estar dirigido hacia un bien mayor.
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